En el vasto campo de la salud somos testigos de prácticas que abordan estas complejas presentaciones desde la “clínica de la urgencia”, quedando estigmatizadas por este significante que las designa bajo esa apelación a la resolución rápida. Desde el psicoanálisis y en particular, desde aquella serie establecida por Freud, en Más Allá del Principio del Placer: miedo- angustia y terror, quizás se puede establecer una vía diferente de abordaje de la irrupción que conlleva esta presentación llamada ataque de pánico y que posiblemente es más pertinente designar como “crisis de terror”. El terror, en tanto afecto, da cuenta de lo que irrumpe más allá de la palabra, delimitando la aparición de un cuerpo localizado más allá de las reglas del narcisismo, pero también del registro de lo simbólico. Una propuesta posible es interrogar y problematizar la disyunción freudiana entre angustia y terror. Allí donde es posible situar el fracaso del parapeto o trinchera que la angustia conlleva. Entonces tal vez vale la metáfora de que, si la angustia es trinchera, el terror será la granada que le cae adentro.