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Más informaciónLa polémica del diagnóstico diferencial. 6 casos clínicos
El caso en psicoanálisis pone en cuestión los diagnósticos que suelen formularse enmarcados en el DSM, en cualquiera de sus versiones, y también aquellos ordenados desde la teoría psicoanalítica en el caso de que se encuentren orientados por una clasificación que prescinda del dispositivo analítico, es decir si se recorta un diagnóstico que no se produce en el dispositivo bajo transferencia, en un bucle que al mismo tiempo la instala.
Solemos decir que el furor curandis atenta contra el lazo analítico, pero agregamos tanto como el furor o apuro por el diagnóstico. ¿Es que podemos prescindir del diagnóstico? En absoluto, pero es necesario situar su modo de producción, su función y su propósito.
En principio podemos distinguir entre un diagnóstico cuya delimitación apunta a conjugar las manifestaciones del que sufre con un signo establecido desde antes por un saber exterior al sujeto, por un conocimiento previo y anónimo, un diagnóstico que proviene del exterior, un hetero-diagnóstico que funciona como una etiqueta que nombra el padecimiento más allá de lo que el sujeto enuncia acerca de lo que lo perturba. El diagnóstico así formulado predica sobre el sujeto, de modo que puede tener un carácter pacificador para ese alguien ya que puede ponerle un nombre acotado a ese malestar, pero también puede tener un valor injuriante y violento ya que resulta patologizante.
Como señala Colette soler, hablando del texto de Foucault, “El nacimiento de la clínica” cuando sitúa la clínica de la mirada, la sintomatología de la mirada siempre es una sintomatología del Otro, establecida por el médico. En la psiquiatría se hace hablar al paciente, pero a través de lo que dice puede entregar los signos de la especie mórbida a la que pertenece. En su palabra no se buscan las huellas de un sujeto, sino las huellas de su enfermedad. Es por lo tanto un hetero-diagnóstico, un diagnóstico que viene del Otro y en el cual la palabra en absoluto es constituyente, simplemente es el vehículo de los signos.
Mientras que el proceso diagnóstico y el diagnóstico que deriva de él, en psicoanálisis, no responde a una clasificación, “exterior” al que nos habla, sino que apunta a que aquello que se presenta con cierta opacidad pueda recortarse a partir de la tarea del que devendrá analizante y la operación analítica que lo instituye que es una operación de lectura. Esa operación también instituye a un analista.
Este curso se propone a partir de la presentación de 6 casos clínicos interrogar y repensar las formulaciones de los diagnósticos con al menos dos propósitos iniciales:
-Despatologizar ya que los diagnósticos no deben pensarse desde la patología sino desde la dirección de la cura, poniendo en cuestión al mismo tiempo la noción de normalidad y normalización.
-Ubicar en cada caso lo que posibilita formular un diagnóstico presuntivo desde el cual abordar esa práctica.
Podremos reconducir cada diagnóstico dado de antemano como signo del que habla a lo que se desprende como diagnóstico en psicoanálisis, es decir como hipótesis de trabajo, una vez recorrido un primer tramo del tratamiento que hará posible establecer una dirección de la cura, ya que el saber presente en analizante se ha puesto en forma en el dispositivo analítico.
Esta puesta en forma implica a su vez ubicar la posición del sujeto en relación a una modalidad de padecimiento que señala un goce ignorado. De modo tal que establecemos como premisa que el despliegue de la cadena asociativa que es la invitación del dispositivo a la asociación libre, permite asimismo circunscribir el goce que se encuentra en juego. La propuesta es que la operación sobre el significante que produce el análisis entraña, asimismo una operación sobre el objeto en juego. El psicoanálisis no es un idealismo, el significante se distingue de la representación en el sentido del eidos platónico, es necesario ubicar la dimensión pulsional que implica el padecimiento, único justificativo de nuestra intervención.
Es así que ubicaremos el articulador conceptual del psicoanálisis que se desprende en cada caso.
Realizaremos una distinción acerca de cada diagnóstico realizado previamente y su puesta en cuestión ordenada desde el concepto psicoanalítico que sostiene dicha hipótesis diagnóstica.
Imparte
Estela Eisenberg
Inicio
Sábado 2 de Julio
Duración
6 encuentros